Ojalá la ventana diera a la calle. Ojalá fuera una terraza repleta de tiestos con geranios y claveles ¡y cactus! y enredaderas. Saldría cada día con un pañuelo a despedir a quien me hubiera visitado y a rogarle una vez más que no se fuera.
El sol me sonreiría y las palomas, en vez de mecerse en finas hamacas de trapos chorreantes, vendrían a comer las migas de pan que guardaría en el pañuelo. El mismo pañuelo que ahora guardo bajo la cama porque no tengo terraza, no tengo calle, no tengo sol, no tengo migas de pan, no tengo nada..."
Hoy me apetece sentir eso que se siente en un concierto.
2 comentarios:
Eso era para que tuvieras un comentario más... jajaja.
Gracias por tus palabras, tan fortificantes siempre ellas...
Tenemos un trato por cumplir, los dos. O los tres, mejor dicho.
Te quiero mucho ;)
Besiness de carameloooo :p
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