C O M E M E

A veces mi cabeza está en blanco, otras veces procesa demasiada información y siento que algún recuerdo se ha eliminado de mi cabeza para que entre otra cosa…o me invade una pregunta, que lleva a otras y esta a otras y cambio de tema y me estás hablando y yo te escucho y pienso cómo hacer para introducir el tema en la conversación y pensar en paz.
A veces intento adivinar cuantas personas estarán haciendo lo mismo que yo. Pienso en zamora, en españa, en el mundo.. y viene a mi cabeza lo de siempre: cuantas cosas no conozco. Mi mundo es pequeño y mis ganas de comérmelo todo inmensas. Y ahora de verdad. Ahora no solo lo digo y lo siento, sino que lo digo, lo siento más y hago lo posible para poder realizarlo. Antes me faltaba eso, un empujoncito. Un empujoncito que a cada uno le viene de diferente modo y a mí parece que me vino meses tarde de lo necesario aunque todavía tengo una oportunidad. Si fuera una manzana, todavía no tendría ese color –rojo- que parece que está gritando COMEME e incluso yo caigo y le doy un muerdo aún sabiendo que me van más las verdes ácidas. Todavía no estoy madura.

Pero el mundo si, y me está pidiendo a gritos que le coma.

No me gusta la gente que intenta ser diferente, porque no se da cuenta de que lo único que hace es parecerse cada vez más a todos aquellos que no nacieron con estrella o, simplemente, no tienen mucho de especial. (también creo que todos avanzaríamos mucho más si intentásemos superarnos a nosotros mismos y no a los demás.) Buscan esa diferencia en cierto tipo de música de moda, ropa, forma de hablar o de mirar e incluso de andar. Es flipante como podemos llegar a cambiar sólo por encontrar un hueco en el gran mundo de la gente halagada por tener ideas diferentes pero es fácil descubrir quien es el intruso, si hablas con él te das cuenta que buscando un hueco en el mundo, finalmente lo encontró: está en su cabeza, vacía.

Hablo de confusión.

Nunca me ha gustado hacer planes pero, sinceramente, me da miedo no saber qué será de mí el año que viene.
En una ciudad como Madrid puedo sentirme muy pequeña o muy grande. Londres me gustó porque no me hizo sentir pequeña. París si.
Me gustaría saber que voy a empezar la universidad segura de mí misma, pero se que empezaré con ganas pero no segura.
Me gustaría saber que en Madrid no echaré de menos mi casa, o esto, pero se que sí. “Al principio” me dicen todos.
Lo único que me da fuerzas es saber que me podrá hacer grande y más fuerte.
Pero eso está en mí.
De momento, aprovecharé estos dos últimos días de clase, no para atender más sino para simplemente..aprovechar. También es algo que echaré de menos. Eso sí, al segundo día de universidad creo que ya lo habré olvidado... :D

Y esto ha sido un tipo de terapia necesaria, una parte de mi con la otra que tiene miedo y le convence de que el sol está ahí.

Parecía que todo este momento era una mierda porque tenía que restar tiempo de estudio para vivir, cuando me acordé de los videos caseros que me hacían cuando era pequeña. Entonces me di cuenta de que todo esto será algo anecdótico, no tan triste. Como cuando en mi cuarto cumpleaños en telepizza diego sopló las velas por mí tres veces y yo sentí que seguía teniendo tres años. Es gracioso porque también tengo una foto justo del momento.

Creo que todos deberíamos tener más recuerdos en forma de videos caseros. Es genial ver que mi forma de subirme las gafas o colocarme el pelo es la misma que hace trece años, que no he cambiado tanto.Es genial ver que no he perdido la ilusión,ni ese brillo en los ojos de cada 1 de Diciembre o 19 de abril..

Además esto me hace creer más aún en mi teoría de la esencia que no se pierde. Me encanta esta foto.

''Comenzare por decir, sobre los días y años de mi infancia que mi único personaje inolvidable desde que nací a la vida, a la tierra, a la poesía y a el amor, fue la lluvia.''

Comme moi

Il semble résistant,

dur,

fort

mais elle est

fragile.

Un peu.

Les bulles, la fragilité, parler Français............................................................me plaisent.

"Cuando me levanté de la cama me asomé por la ventana de mi habitación, que da a un pequeño y gris patio interior. Palomas reposaban en las cuerdas de ropa tendida y húmeda.


Ojalá la ventana diera a la calle. Ojalá fuera una terraza repleta de tiestos con geranios y claveles ¡y cactus! y enredaderas. Saldría cada día con un pañuelo a despedir a quien me hubiera visitado y a rogarle una vez más que no se fuera.


El sol me sonreiría y las palomas, en vez de mecerse en finas hamacas de trapos chorreantes, vendrían a comer las migas de pan que guardaría en el pañuelo. El mismo pañuelo que ahora guardo bajo la cama porque no tengo terraza, no tengo calle, no tengo sol, no tengo migas de pan, no tengo nada..."

Hoy me apetece sentir eso que se siente en un concierto.